Mi alma, mi espíritu, mi cuerpo y mi corazón son libres.
Por fin me ha liberado.
Gracias =)
Pero mi libertad no ha durado mucho tiempo, dado que ahora me he atado al deseo.
Sí, vuelvo a ser una marioneta del destino.
Tengo miedo de mis pensamientos, tengo miedo de todo.
Y lo peor es que me contradigo a diario.
Quiero el amor, pero le tengo pánico. ¿Cómo es posible esto?
¿Cómo es posible que quiera amar, que me amen y que me dé tanto miedo que no sea capaz de dar ese paso?
Lo sé, soy gilipollas y una cobarde (esto ya lo he dicho varias veces, me repito. ESTUPENDO)
Pero ¿qué hago si es esto lo que recorre mi mente todo el santo día?
Me gustaría dormir todo el tiempo y así no tener estas constantes reflexiones.
Llevo tanto tiempo sola, que ya me siento a gusto, cómoda y protegida. La soledad se ha convertido en mi aliada y en mi enemiga al mismo tiempo.
Siempre pienso que es por culpa de mi padre, su culpa por desaparecer de mi vida sin decir “nos vemos Nemo” o algo así. No, él simplemente cogió sus cosas, y sin mirar atrás se marchó de la mano de su “amiguita”.
Y me dejó aquí, con un vacío que se semeja a un agujero negro que se traga todas las lágrimas que no he derramado.
Pero gracias a grandes personas que me ayudan logro taponar ese boquete inmenso, pero siempre, siempre queda un huequito, un huequito que me es imposible tapar, porque no me he despedido de él.
Mi niña interior sigue soñando con que él, con que algún día va a volver, que la va a abrazar y que le dirá “ya estoy aquí, mi niña, he vuelto para siempre”.
Pues sigue soñando pequeño Peter Pan que te escondes en mí.
Pero bueno, gracias a este blog, me desahogo.
1 comentarios:
Te entiendo perfectamente, y sé que es una tontería decirlo ya que yo no lo he vivido.Pero siento una empatía enorme contigo.Esta entrada es perfecta :)
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