Una pregunta como otra cualquiera.
No es rebuscada ni es complicada de entender, pero sin embargo es una de las mas difíciles de responder.
Con esta pregunta siempre intentamos averiguar la causa de una acción o el motivo de un acto. Que al fin y al cabo es lo mismo siempre.
Todos los días de mi vida he utilizado y utilizaré esta cuestión, y todo se lo debo a él.
Él puede ser todo o ser nada. Él puede ser solo una ilusión, un recuerdo, una foto...
Él puede ser muchas cosas. Para los demás ni siquiera existe pero en cambio para mí lo es todo.
Mi amigo, mi compañero, mi hermano, mi padre...
¿Curioso verdad? ¿Cómo una sola persona en un mundo tan enorme puede ser tan importante?
¿Cómo una sola persona puede cambiar tu vida con un simple acto?
Lo puede cambiar todo con una palabra, una mirada, una sonrisa, una caricia, un abrazo... e incluso con oír su voz.
Volver a escuchar su voz sería uno de los mejores regalos que podrían hacerme.
La voz... ¿Cómo algo tan simple como el sonido que transmitimos diariamente a través de nuestra boca puede causar tantos sentimientos?
Miedo, ternura, pena, alegría...
Pero me desvío del tema.
La pregunta que puede cambiar los conocimientos que teníamos hasta ahora.
La pregunta que puede hacernos compadecernos de nosotros mismos.
La pregunta más simple y más complicada de responder.
¿POR QUÉ?
¿Por qué a mí?
¿Por qué lo hizo?
¿Por qué no regresó?
¿Por qué aun puedo quererlo?
¿Por qué se fue?
¿Por qué no lo disfrute cuando pude?
7 preguntas. 7 Años. 7 veces he llorado. 7 veces al día lo recuerdo.
Siete, ya van siete.
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